Range Rover Evoque Convertible: al alcance de tu mano

El benjamín de la familia Range Rover es uno de los modelos más deseados. En esta ocasión, hemos podido verlo y tocarlo, pero no hemos podido fotografiarlo ni, mucho menos, conducirlo... todavía.


El Range Rover Evoque Convertible obliga a renunciar a una plaza y a buena parte del maletero de la versión convencional. Aparte de eso, pesa 300 kilos más, gasta más, tiene peores prestaciones y es más caro. Pero, ¿acaso alguien elegiría el Evoque por su habitabilidad o su consumo? Cuando tengas delante este soberbio descapotable, te aseguro que la capacidad del maletero o la pérdida de la quinta plaza pasarán a un segundo plano. Pero, vayamos por partes.

Hoy no es un día cualquiera. Después de madrugar para volar a Londres (Reino Unido) y poner nuestra vida en las manos de Paul, el conductor que nos lleva a nuestro destino a 150 kilómetros al noroeste de Heathrow intentando recuperar bajo una tempestad a lo largo de la autopista M40 parte de la hora larga de retraso acumulada por nuestro vuelo, llegamos a la pista de pruebas de Fen End, en Warwickshire, un apartado complejo a apenas 15 kilómetros de Solihull, donde se fabrican los Defender, Discovery, Range Rover, Range Rover Sport y Jaguar F-Pace.
Hasta hace poco más de un año, el discreto complejo de Fen End era la sede de Prodrive. Sus pistas de pruebas han servido para poner a punto máquinas de competición legendarias, como los Subaru Impreza de rallies de Colin McRae y Carlos Sainz o el Porsche 959 de raids de Jacky Ickx. Pero hoy no toca hablar de Prodrive y, desgraciadamente, hoy nadie va a rodar por estas pistas.

Podemos tocar el Evoque Convertible, pero no conducirlo… aún

Jerry McGovern, el jefe de diseño de Land Rover, nos recibe aquí para enseñarnos en primicia su última criatura: el Range Rover Evoque Convertible. No sabemos por qué nos ha citado en este apartado lugar; quizá para controlar que nadie haga fotos o vídeos, quizá para rodear de un cierto halo de secretismo y exclusividad algo que ya hemos visto en fotos y vídeos o quizás porque Fen End se encuentra a menos de 30 kilómetros de su lugar de trabajo, el centro de diseño de Land Rover, ubicado en Gaydon. No sabemos por qué… hasta que Jerry descubre la lona y presenciamos por primera vez en vivo un inmaculado Range Rover Evoque Convertible blanco nacarado con numerosas piezas pintadas en negro brillante y una capota de tela negra plegada que no tiene funda pero que queda perfectamente integrada en la zona trasera del vehículo.
Así que no podemos conducirlo, no podemos fotografiarlo, pero podemos tocarlo y comprobar que tiene un aspecto excelente, pese a que se trata de una unidad de pre-producción.
Jerry comienza hablándonos de los 165 premios que ha recibido el Evoque y las 450.000 unidades que lleva vendidas. Nos comenta que han sido necesarios tres años para desarrollar esta versión y se muestra plenamente confiado en el éxito de su nueva criatura. A continuación, Daniella Bagnall, directora del programa Evoque e ingeniero de Land Rover desde hace 28 años, nos revela algunas características de la variante descapotable, como los 251 litros de capacidad de maletero, los 18 segundos que invierte el techo en plegarse o la incorporación de un marco del parabrisas reforzado para no deformarse en caso de vuelco y la introducción de protecciones retráctiles tras los reposacabezas traseros que se activan en nueve centésimas de segundo, o 90 milisegundos, como ellos prefieren decir. Daniella nos confirma, asimismo, que la versión Convertible conserva las mismas capacidades off-road que el resto de los Evoque. No obstante, nos cuesta creerlo, ya que tiene peores cotas y pesa casi 300 kilos más, lo que también hará que las prestaciones y los consumos se resientan.
Como guinda, este Evoque Convertible incorpora algunos elementos de equipamiento que podrán llevar las versiones de techo metálico en 2016, como el head up display o un nuevo equipo multimedia con navegador netamente superior al actual. Tras este breve encuentro, volvemos a casa ansiosos por poder contar lo que hemos visto y, sobre todo, por poder ponernos a los mandos, algo para lo que aún tendremos que esperar.

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