No es muy usual que un modelo reciba un lavado de cara apenas a los dos años de su lanzamiento, pero la rápida actualización que Lexus está llevando a cabo con sus demás modelos, el entorno del Concurso de la Elegancia de Pebble Beach y la buena aceptación de los clientes han desembocado en que el GS reciba un prematuro restyling que le acerca estéticamente a sus compañeros de marca.
Y es que el mayor cambio en este rival del Audi A6, BMW Serie 5 o Mercedes-Benz Clase E ha sido estético, adecuando su imagen a la puntiaguda que impera en los otros vehículos de la gama de Lexus. Así, ofrece una perspectiva más angulosa y agresiva en sus líneas, con unos faros LED en forma de flecha en el frontal y más ópticas LED y escapes nuevos en la parte trasera.
Los cambios interiores no son llamativos, limitándose a nuevas opciones en cuanto a colores –también en la carrocería- para el cuero del habitáculo y configuraciones con madera de roble, cortada con láser y aluminio.
Además, a partir de ahora se incluyen nuevos sistemas de seguridad dentro del paquete Lexus Safety System +, que aglutina elementos como asistente de frenada para evitar colisiones y detección de peatones –PCS-, alerta de abandono de carril –LDA-, luces largas automáticas –IHB- y control de crucero con radar de proximidad.
Mecánicamente destaca la inclusión de un nuevo motor que se establece como el básico en el Lexus GS. Se trata de un 2.0 turbo de 4 cilindros que entrega 245 cv y 350 Nm de par motor, asociado a un cambio automático de 8 relaciones con el que homologa un consumo mixto de 7,1l/100km, y nombrado GS 200 t.
Por su parte, el GS 350 3.5 V6 recibe una mejora, aumentando su potencia de los 306 cv hasta los 311 –cosa que también hace con el par motor en una relación 375/379 Nm-; mientras que la versión híbrida GS 450 h se mantiene igual que hasta ahora.