El Mercedes-Benz Clase G que ganó un Dakar con un piloto de Fórmula 1 al volante

El París-Dakar (hoy ‘Dakar’, a secas) y el Mercedes Clase G nacieron a la vez, en 1979. Lo que empezó siendo una carrera en la que el grueso de participantes lo constituían pilotos amateurs, pronto atrajo tanto a los equipos oficiales de los fabricantes como a pilotos profesionales venidos no solamente de los rallys, sino también de otras disciplinas del automovilismo.

Así, en 1982 Mercedes se embarcaba en la prueba, que aquel año daría la victoria a los hermanos Marreau, a bordo de su célebre Renault 20, con los Mercedes Clase G de Jean-Pierre Jaussaud y Jacky Ickx clasificados en tercera y quinta plazas.
Con la experiencia recogida en su primera participación, los de Mercedes evolucionaron aún más su 280 GE, extrayendo 230 CV de su motor atmosférico M110, que en su versión de calle desplazaba 2,7 litros y entregaba 158 CV. La escuadra alemana alineó además tres vehículos, dos de los cuales salían a competir por la victoria, mientras que el tercero se destinaba a realizar labores de asistencia rápida en carrera.

Las modificaciones de estos tres vehículos fueron mucho más profundas que la ganancia de unos cuantos caballos, y se centraron en aligerar los vehículos lo máximo posible y mejorar su aerodinámica para sacar partido a cada caballo disponible. Para lograr el primer objetivo, se recurrió masivamente al aluminio y se prescindió de cualquier componente considerado superfluo, mientras que para lo segundo se trabajó especialmente en reducir las turbulencias en el parabrisas y en la zaga, adoptándose llamativos apósitos en ambas zonas.
Jacky Ickx ganó el Dakar y quedó segundo años después
Ickx, legendario piloto belga dos veces subcampeón de Fórmula 1 (1969 y 1970) y seis veces ganador de las 24 Horas de Le Mans, encontró en el Dakar una segunda juventud, con nada menos que 14 participaciones entre 1981 y 2000, 29 victorias de etapa y el triunfo absoluto en 1983, conduciendo a un ritmo endiablado aquel ingobernable Mercedes 280 GE de batalla corta y muelles reforzados a lo largo de un recorrido de 12.000 kilómetros en el que 262 de los 385 participantes no lograron llegar a la meta. La dureza del recorrido fue extrema, con una fortísima tormenta de arena en el desierto del Teneré, en Níger, durante la novena etapa, que causó auténticos estragos entre los participantes en una época en la que una brújula, un mapa y un rutómetro eran las únicas herramientas para orientarse en la inmensidad de un desierto en el que la arena apenas permitía ver más allá de 10 metros por delante. Algunos participantes estuvieron perdidos, sin combustible y sin apenas agua, durante varios días, si bien el verdadero drama llegaría cuando el piloto de motos Jean-Noël Pineau fallecía al colisionar con un vehículo militar en un enlace.

Fue, no obstante, un gran Dakar para Mercedes, que consiguió su primera y única victoria en la prueba, ganando también entre los camiones, con Georges Groine a los mandos de un Mercedes 1936 AK que acabó 19.º absoluto, ya que por aquel entonces los camiones no contaban con categoría propia. Jacky Ickx, por su parte, no volvería a ganar el Dakar, pero sí quedaría segundo. Lo haría tres años después, si bien en aquella ocasión a los mandos de un todopoderoso Porsche 959.
