Nissan Qashqai: Todocamino «a precio de compacto alemán»
Hemos realizado una primera toma de contacto con la segunda generación del Nissan Qashqai, que es ligeramente más largo, ancho y bajo que el modelo al que sustituye, y del cual se han vendido dos millones de unidades en menos de ocho años.
El enorme éxito del vehículo ha sido clave para que los responsables de la firma japonesa hayan escogido Madrid para realizar esta primera toma de contacto dinámica con el vehículo. En nuestro caso hemos realizado un recorrido conduciendo las dos versiones diésel disponibles: el 1.5 (110 CV) y el 1.6 (130 CV), en este último caso con la caja de cambios automática de relaciones continuamente variables (CVT).
El 1.5 es suficientemente elástico y potente para mover con agilidad el vehículo (al menos en vacío), mientras el ordenador de a bordo registra consumos que bajan de los cinco litros a los 100 kilómetros.
El 1.6 es mucho más alegre, pero el cambio CVT hace que sea difícil bajar de los 7,5 litros (siempre según el ordenador de a bordo) y, aunque es suave y rápido, no aprovecha la ventaja primordial de un cambio de relaciones «infinitas», que es la de poder emplear el régimen de giro del motor más adecuado a las necesidades de aceleración independientemente de la velocidad a la que circulemos. Por el contrario, emula el escalonamiento de un cambio de siete velocidades. Tampoco entendemos que el desarrollo final no sea más largo, ya que a 120 km/h circulamos a unas 2.200 r.p.m., con un motor capaz de mover de sobra la masa del vehículo a regímenes de giro muy inferiores.
El vehículo, del cual próximamente podrás leer mucho más en las revistas TodoTerreno y Autofácil, está disponible desde 20.650 euros, con motor de gasolina sobrealimentado de 1,2 litros y 115 CV. Además de esta mecánica y los mencionados diésel, en verano estará también disponible un 1.6 de gasolina sobrealimentado de 150 CV.
