Primer contacto: Renault Twizy

Para probar el Renault Twizy, Renault nos llevó hasta Ibiza, donde nos encontramos con una adversa climatología que se ha mostrado como el gran enemigo del pequeño eléctrico de Renault.


El coche o mejor dicho, el cuadriciclo, tiene una buena terminación y un aspecto gracioso. En la parte frontal tenemos una trampilla sin ningún tipo de cerradura, que aloja la toma de conexión eléctrica (de tipo estándar, como los enchufes de casa) y el depósito de líquido limpiaparabrisas. El acceso al coche es sencillo para el asiento delantero. En el caso de llevar puertas (son opcionales… y absolutamente imprescindibles, ya que si no las llevamos todas las salpicaduras procedentes de las ruedas delanteras llegarán al interior), hay que abrirlas desde dentro y, al no tener cristal superior, se puede acceder al interior del coche con absoluta facilidad. El cinturón de seguridad es engorroso, ya que es de tipo estándar de tres puntos… pero lleva una especie de complemento para sujetar el hombro derecho.El acceso al asiento trasero es muy complicado, y el pasajero trasero viaja realmente incómodo, además de que esto casi elimina la posibilidad de llevar cualquier tipo de objeto: sólo hay una especie de minimaletero de 31 litros. El suelo no es una opción, ya que las bolsas invaden el hueco para las piernas del conductor. Como el Twizy no dispone de ventanillas, el pasajero trasero sufre el batir del aire a partir de 50 kilómetros por hora y, si llueve, las salpicaduras de la lluvia y de los coches precedentes. Incluso el conductor padece las salpicaduras procedentes del limpiaparabrisas a partir de 70 km/h.
 
El habitáculo es luminoso y amplio delante, pero la ausencia de ventanillas hace que sea rumoroso, a eso le añadimos el aullido del motor eléctrico, y la ausencia de cualquier tipo de radio, por lo que en ciudad vamos un poco -aburridos-. Disponemos de dos guanteras, de generoso tamaño. Una de ellas con llave. En la guantera sin cerradura tenemos una toma de mechero de 12 V y un conector para el diagnóstico del vehículo.

La visibilidad trasera depende de los retrovisores exteriores, que son generosos, y el control visual del coche es excelente. En ciudad se desenvuelve perfectamente, pero pese a sus medidas, no es tan ágil como una motocicleta, y tampoco podemos subirnos a una acera para aparcarlo, además que meterse por el arcén con un vehículo de cuatro ruedas no está nada bien visto–

Los mandos son sencillos e intuitivos, pero cuidado a los pedales: como llevemos los zapatos mojados el suelo resbalará al pisar los pedales. El limpiaparabrisas no barre con la suficiente amplitud, deberían haber recurrido a uno con pantógrafo.

Está claro que el agua es el enemigo número uno de este vehículo. En la versión 80 de  17 CV., que alcanza los 80 km/h, el coche sufre problemas de motricidad y una tendencia fuerte a irse de morro en suelo mojado. El ABS no está disponible ni en opción, y los neumáticos en medida 125/80 R13 delante y 145/80/13 detrás tampoco mejoran mucho la situación. La suspensión es muy seca, y hace que todas las irregularidades de la carretera se transmitan directamente a nuestros riñones. El asiento tampoco ayuda a paliar esta dureza de suspensión.

Con este motor eléctrico, el Twizy ofrece una buena respuesta, pero no es en absoluto para ir rápido (acelera de 0 a 45 en 6,1 segundos). Al contrario, agradece una conducción relajada y sensibilidad con el acelerador. Por cierto, los frenos, con cuatro discos no asistidos, requieren de tacto y pericia, ya que no son progresivos, y requieren de fuerza para que actúen correctamente.
 
El motor es progresivo, pero si le solicitamos por carretera que mantenga un ritmo adecuado a la ruta, y necesitamos encender las luces y el parabrisas térmico, la autonomía cae hasta los 60 kilómetros. Esto hace que el control por parte del conductor de la autonomía restante se vuelva casi obsesivo. Una carga completa de la batería lleva unas tres horas y media.
 
Pero vayamos al modelo que yo creo que va a ser la estrella de la gama, el Twizy 45. Este modelo está limitado a 45 km/h. y puede ser conducido con el carnet de ciclomotor. Esa es su gran baza.

El Twizy 45 se mueve con relativo brío (acelera de 0 a 45, que es el máximo, en 9,9 segundos) y, frente a un ciclomotor, aporta un plus de seguridad, comodidad y limpieza. Frenos, chasis, estabilidad… van sobrados para controlar este modelo. Excepto por el motor, que entrega 5 CV, este Twizy 45 es exactamente igual en medidas y equipamiento a su hermano mayor.
 
Un detalle importante a la hora de comprar el vehículo es que la batería del mismo es propiedad de Renault. Por ello la fábrica cobra una cuota mensual de 50 euros en el modelo pequeño. Así Renault garantiza el perfecto funcionamiento de la batería pese al paso del tiempo, corriendo con todos los gastos de mantenimiento o sustitución de las baterías.

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