Ferrari, Porsche, Lamborghini, Maserati, Pagani, McLaren, Bentley, Koenigsegg, Bugatti, Aston Martin? Todas estas marcas y muchas otras tienen en común una cosa; su gama acoge impresionantes superdeportivos al alcance de muy pocos. Conducir a diario uno de estos potentes vehículos es el sueño de muchos conductores, pero también tiene sus partes negativas.
Diez razones para no tener un superdeportivo
- Conducirás muy bajo.- Puede parecer divertido, pero lo cierto es que irás pegado al suelo y tendrás una visión muy diferente de la carretera. Además, en algunas ciudades tendrás que tener mucho cuidado para no dejarte los bajos o el fondo del coche en algún badén.
- Demasiada potencia.- Si no estamos acostumbrados a manejar este tipo de coches de forma habitual, sus espectaculares motores pueden escaparse de nuestro control. Un acelerón demasiado fuerte puede provocar que perdamos el control del vehículo y tengamos un accidente.
- Caro de comprar, pero más caro de mantener.- Como cualquier coche, la cosa no es comprarlo, sino mantenerlo. No obstante, esta máxima se eleva a otro nivel cuando se trata de vehículos tan exclusivos y especiales. El seguro, el mantenimiento, arreglar cualquier avería o incluso rellenar el depósito de gasolina puede doler a nuestro bolsillo.
- Nunca estarás solo.- La presencia de un superdeportivo atrae a la gente. La exclusividad de estos vehículos provoca que todo el mundo quiera verlos de cerca, tocarlos, hacerse foto e incluso montarse en ellos. Pocas veces podrás disfrutar de la soledad.
- Los prejuicios.- La gente tiende a ser envidiosa por naturaleza y si te ven conduciendo uno de estos espectaculares coches, probablemente te tildarán de chulo, prepotente y un largo etcétera de adjetivos no muy agradables.
- Prohibido comer y beber.- Es lo que tiene tener un coche de auténtico lujo. Lo cuidarás con mucho mismo e impedirás que nadie, incluido tú mismo, pueda manchar la tapicería por comer o beber en su interior.
- Lavado tras lavado.- Te dejarás una buena suma de dinero en lavar tu coche, pues ya que tiene un superdeportivo de lujo, lo suyo es mantenerlo tan reluciente como el primer día. Cuidados que no le falten.
- Obsesión.- Poseer un coche de este tipo puede provocar en el propietario un estado de enamoramiento obsesivo e incluso hipnótico que le hagan estar más pendiente del coche que de otras cosas de su vida.
- Siempre habrá algo mejor.- Aunque pienses que tu coche es el mejor del mundo, lo cierto es que no es así. En cualquier momento puedes cruzarte con un vehículo más caro o más potente que el tuyo.