Skoda nunca ha sido una marca que haya apostado claramente por el segmento de los compactos. Lo más parecido era el Spaceback, justo el modelo que ha precedido al Scala. Sin embargo, digamos que jugaba en otra liga diferente a la del Renault Mégane, Seat León, Ford Focus, Peugeot 308… debido a que su planteamiento era más sencillo que el de los rivales citados -aunque también le permitía ofrecer un buen precio-.
Ahora, con el Scala, esa sencillez ha quedado un poco más en segundo plano, si bien es cierto que se sigue optando por soluciones que, cuando menos, no dejan de sorprender. Por ejemplo, y quizá lo más llamativo, es que se ha apostado por emplear la plataforma MQB A0, que es la del Seat Ibiza o el VW Polo, en vez de la MQB, que es la que lleva el León o el Golf, los rivales directos del Scala… o el propio Skoda Octavia, su hermano mayor.
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Por lo demás, el Scala ahora es un compacto de cinco puertas y 4,36 m de largo, una longitud que le permite contar con un generoso maletero de 467 litros y unas plazas traseras de las mejores de su clase. Además de por tamaño, el Scala destaca por detalles estéticos llamativos, como los intermitentes dinámicos, que ahora se incluyen gratis como oferta de lanzamiento en los acabados Ambition y Style junto con la cámara de marcha atrás, los retrovisores eléctricos en negro piano…
Respecto al diseño, es moderno, pero está en clara sintonía con los últimos modelos de la marca. Esto también se aprecia en el interior, donde el diseño no es que sea imaginativo en favor de una ergonomía especialmente cuidada, como nos tiene acostumbrados el Grupo VW en general.
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En cuanto al motor, en esta ocasión hemos optado por el único TDI que se comercializa: el 1.6 TDI de 115 CV. Resulta 1.590 euros más caro que el 1.0 TSI equivalente por potencia y equipamiento, pero teniendo en cuenta que es fácil moverse en un consumo de unos 5 L/100 km de media y que el diésel se puede amortizar en menos de 80.000 km -la diferencia de consumo real entre ambos está en torno a 1,5 L/100 km, que supone unos 2 euros/100 km-, nos parece un motor muy recomendable, siempre que hagamos más de 15.000 km/año y que no abusemos de los trayectos cortos y urbanos. Y no es sólo un buen motor por consumo. También lo es por cómo responde, destacando una agradable contundencia a bajo régimen, y por lo poco que suena y vibra.
¿Cuánto influye el peso en estos buenos resultados? Bueno, este Scala pesa 1.324 kilos. ¿Poco? Eso podríamos suponer por el hecho de contar con la ‘pequeña’ plataforma MQB A0; sin embargo, un León con el mismo motor pesa
1.311 kilos y lleva la MQB ‘mediana’…
Para hablar del chasis, hay que destacar que nuestra unidad estaba equipada con los amortiguadores con dos niveles de dureza controlados electrónicamente que se ofrecen en opción por 425 euros, un precio bajo. El resultado es un Scala que puede ser bastante cómodo en zonas bacheadas a cambio de unos movimientos relativamente amplios de la carrocería -algo que resta un poco de agilidad en zonas de curvas con asfalto irregular-, o bien uno un poco más seco y saltarín pero que contiene mucho mejor el balanceo de la carrocería, reduciendo claramente los tiempos en los que el amortiguador está comprimiéndose y extendiéndose para mejorar el comportamiento en carreteras reviradas.
Con esto, una dirección precisa y con el tacto suficiente como para saber cuándo nos acercamos al límite de adherencia del neumático, y unas reacciones del eje trasero muy nobles, el resultado es más que satisfactorio desde el punto de vista del comportamiento, y también desde el de la comodidad. En general, obtiene muy buena nota, tanto que sólo podremos notar algunas leves diferencias en la finura de la pisada frente a la plataforma MQB de los otros modelos del Grupo VW en zonas de asfalto irregular, y más especialmente si las cogemos en pleno apoyo en curva.
Interior: agradable y sin complicaciones
El salpicadero destaca por la presencia de la pantalla central táctil en color de 8 pulgadas -de serie en este acabado Style-. La distribución de mandos es muy buena y ergonómicamente todo está bien resuelto, aunque hay algunos detalles que podrían haber mejorado su nota: por ejemplo, el botón de arranque queda oculto -donde iría la llave; de serie en este acabado-, y no tiene sentido que haya que ir a la pantalla central para manejar la velocidad de la ventilación cuando hay botones que podrían hacer esa función…
Por calidad, el Scala no es mejor que sus rivales si nos centramos sólo en los materiales empleados, pero sí está entre los mejores por ajustes y remates. Con el pack Full Led -850 euros-, viene una iluminación interior con led que aumenta la sensación de estar en un coche bien hecho.
El Scala incluye numerosos detalles a destacar: un paraguas en la puerta del conductor, un rascador para el hielo en la tapa del depósito de carburante… Además, la guantera es amplia, está forrada en parte, iluminada y refrigerada, hay bolsas tras los asientos, numerosos huecos entre los asientos delanteros…
¿Cómo son las plazas delanteras?
El acabado Style incluye reglaje en altura del asiento del conductor, y el volante se regula horizontal y verticalmente. El asiento también ofrece una buena sujeción, y es cómodo. Con estos mimbres, es fácil encontrar una buena postura.
¿Cómo son las plazas traseras?
Las plazas traseras son algo más amplias que la media, sobre todo en espacio para las piernas. La anchura no es mala, aunque tres adultos no irán holgados. La altura es sólo correcta, pero porque esta unidad lleva techo panorámico: sin él, gana 3-4 cm.
¿Cómo es el maletero del Skoda Scala?
Con 467 litros, el maletero está muy por encima de la media. Por 150 euros, puede incorporar una bandeja para tener un fondo plano con 13 cm de altura. De serie, lleva kit reparapinchazos pero, por otros 105 euros, puede incluir una rueda de repuesto normal, aunque de diferente medida a las del coche.
Veredicto
El Skoda Scala es un compacto que destaca por amplitud y que cumple con buena nota en todo lo demás. Emplear una plataforma más sencilla que la del León o el Golf se nota, pero muy poco porque el resultado del Scala es bueno, y encima uno se olvida de ello en cuanto comprueba que eso también le permite tener un precio de los más bajos frente a sus rivales.
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