Alfa Romeo tiene una gran tradición en cuanto a vehículos descapotables se refiere. La saga se compone de integrantes tan míticos como el Giulietta Spider de los años 50 y ha tenido uno de sus últimos exponentes en el exclusivo 8C Spider. Ahora le toca ´descapotarse´ al 4C, sin lugar a dudas el vehículo más pasional de la oferta de la marca italiana, un pequeño ´bolido´ cuyo principal objetivo es hacer disfrutar a su conductor.
El 4C Spider mantiene la mayoría de los rasgos estilísticos del 4C Coupé, como una carrocería excepcionalmente baja, con solo 1,18 metros de altura, y unos rasgos musculosos. La principal diferencia la encontramos sobre la cabeza de los ocupantes, donde un techo de lona desmontable deja al descubierto el pequeño y deportivo habitáculo, casi digno de un vehículo de competición. El cuero y la fibra de carbono se alían para formar un ambiente único, donde se prescinde elementos superfluos para aligerar al máximo el conjunto; de hecho, ni siquiera dispone de dirección asistida.
Gran relación peso/potencia
Precisamente, el bajo peso es una de las cualidades del Alfa Romeo 4C Spider, con un dato que sobrepasa por poco la tonelada, gracias en parte al empleo de la fibra de carbono en la elaboración del chasis y el marco del parabrisas. Unido a los 240 CV que entrega el motor 1.7 turboalimentado, ubicado en posición central, las prestaciones resultan sensacionales; por ejemplo, es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en solo 4,1 segundos, gracias a la función Launch Control que minimiza las pérdidas de tracción. También pone de su parte el cambio automático de doble embrague TCT, de seis velocidades.
Las máximas sensaciones de conducción que proporcional el Alfa Romeo 4C Spider pueden aumentar con la opción de elegir el sistema de escape Dual Mode firmado por Akrapovic, todo un especialista en estas lides. Está construido en titanio y termina en dos salidas circulares, ubicadas en la parte central del paragolpes trasero.
Por otra parte, el Alfa Romeo 4C Spider se beneficia del sistema selector Alfa DNA, que permite elegir entre cuatro modos de conducción, que afectan tanto a la respuesta del motor como del cambio, entre otros. En el más deportivo, denominado ´Race´, los cambios de marchas se suceden en solo 130 milisegundos, además de desconectar las ayudas electrónicas a la conducción, para una conducción en estado puro.