Prueba BMW 318d 2020: una berlina diésel que interesa
La séptima generación del BMW Serie 3 ha nacido en un momento delicado debido a la demonización del diésel y la caída de ventas de las berlinas en favor de los SUV's. Sin embargo, este 318d es una compra excepcional.
A veces, no te das cuenta de lo buenas que son algunas cosas hasta que las pierdes. Eso es lo que pasa, por ejemplo, cuando uno prueba una buena berlina diésel, después de estar casi un mes conduciendo tan sólo híbridos, motores de gasolina de tres cilindros y, para más inri, en la mayoría de los casos en formato SUV.
No hace tantos años, una berlina diésel de 150 CV como el BMW 318d de estas páginas era uno de los coches más deseados del mercado. Pero las modas, por lo que toca a la carrocería, y el miedo e incertidumbre generados en los compradores por los dirigentes políticos en lo que respecta al motor diésel, les han llevado al ostracismo.
Pese a ello, el Serie 3 se sigue manteniendo fiel a sus orígenes. Cuenta con una clásica pero completamente renovada carrocería de cuatro puertas y 4,70 m de largo, lo que le sigue situando como rival directo del Audi A4 o del Mercedes Clase C. Como ellos, el Serie 3 puede contar ahora con todo un arsenal tecnológico tanto de serie -control de velocidad con asistente de frenado, faros full led, climatizador de tres zonas…- como, sobre todo, en opción -faros láser, 2.278 euros; suspensión adaptativa, 1.367 euros; HUD, 1.253 euros; aparcamiento automático con cámara 360º, 1.196 euros…-.
En el caso de la unidad de esta prueba, la configuración de equipamiento es una de las más sencillas, y nos encontramos con unas llantas de 17″ -las de serie son de 16″- o la instrumentación original en lugar de la digital que está disponible en un pack por 1.822 euros junto al navegador, el control por voz inteligente o un disco duro de 20 Gb. Pese a ello, este 318d es un modelo especialmente agradable por dentro.
Siguiendo con el interior, el maletero o las plazas traseras están a la altura de sus rivales, y cuatro personas pueden viajar muy bien, mientras que el puesto de conducción, pese a la gran cantidad de mandos, está bien resuelto desde el punto de vista ergonómico. Eso sí, el anterior Serie 3 era mejor en este apartado, si bien es cierto que también tenía menos elementos que manejar. Por calidad, el anterior Serie 3 estaba muy bien hecho, y el nuevo sigue en la misma línea.
BMW 318d: rápido, ahorrador y gran viajero
Sin embargo, cuando ponemos en marcha el motor, notamos que la mecánica 2.0 diésel de 150 CV transmite más vibraciones de las esperadas, algo que se aprecia en los pedales y, sobre todo, en la palanca de cambios. Es el único detalle a pulir de un coche que, por lo demás, no admite más quejas.
El motor sobresale tanto por su forma de responder como por su bajo consumo. Empuja con fuerza desde poco más de 1.500 rpm, y gana velocidad con contundencia hasta las 4.000 rpm. No hay retraso en la respuesta del turbo, ni aquellas típicas ‘patadas’ de los diésel de hace una década, pero sí es un motor fácil de aprovechar y con buenas prestaciones.
Y no sólo eso: viajar por carretera con medias reales de consumo de unos 5 litros/100 km es lo más habitual, por lo que se trata de un coche muy recomendable para recorrer muchos kilómetros por carretera.
El chasis también se encuentra a gusto en cualquier situación, pero donde más destaca es fuera de la ciudad. La suspensión de serie tiene un tarado relativamente suave a la hora de absorber irregularidades, aunque contiene muy bien el movimiento de la carrocería en los cambios de apoyo y nunca llega a ser demasiado blanda.
Va igual de bien en autopista, donde se muestra cómodo, aplomado y preciso, como en carreteras de curvas, donde cuenta con una dirección que sólo podría mejorar con un tacto un poco más realista e informativo y un eje trasero que, pese a su condición de tracción trasera, tiene unas reacciones muy nobles y predecibles, tanto que en el 95% de las situaciones, un conductor normal no sabría decir si está conduciendo un coche de tracción delantera o trasera. Todo esto convierte a este 318d en una berlina cómoda, pero también en un BMW especialmente fácil de conducir tanto en vías rápidas como en las lentas y reviradas.
Con todo, hay que reconocer que el BMW 318d nos ha convencido plenamente: está muy bien hecho, tiene un gran chasis y cuenta con un motor excelente -al que, si acaso, le vendría genial una microhibridación simplemente por contar con la etiqueta ECO-. Su único ‘pecado’ es haber nacido en un momento en el que las berlinas diésel están de capa caída.
Ficha técnica: BMW 318d
- Motor: 4 cilindros, 1.995 cc, 4 válvulas por cilindro
- Potencia: 150 CV de 3.750 a 4.000 rpm
- Par: 320 Nm de 1.500 a 3.000 rpm
- Largo / ancho / alto: 4,70 m / 1,82 m / 1,44 m
- Velocidad máxima: 226 km/h
- 0-100 km/h: 8,4 segundos
- Consumo mixto: 4,6 l/100 km
- Emisiones CO2: 121 g/km
