Kia se adentra en el segmento de lujo con el K900

Hace meses que Kia viene anunciando que quiere convertirse en una marca de lujo en los próximos años y parece que va en serio, al menos a la vista del nuevo modelo que comenzará a vender en el mercado norteamericano: el K900.


El fabricante surcoreano Kia pondrá a la venta en Estados Unidos esta primavera el modelo K900, la priemra incursión de la marca en el segmento de los vehículos de lujo en el 2014, cuando cumple 20 años del inicio de sus operaciones en Norteamérica.
Kia se ha convertido en los últimos años en una de las marcas de mayor crecimiento en Estados Unidos. En 2008, sus ventas anuales se situaron en 273.397 vehículos. Seis años después, en 2013, el fabricante surcoreano duplicó prácticamente esa cifra. El rápido crecimiento de Kia en EE.UU. en los últimos años ha estado basado en el lanzamiento de productos con un diseño europeo, gracias a la contratación en 2006 del alemán Peter Schreyer –el diseñador del Audi TT– y a una agresiva política de precios. Pero tras 20 años en el mercado estadounidense, con ventas anuales superiores a los 500.000 vehículos, y una planta de producción en West Point (Georgia), la firma coreana está decidida a quitarse la etiqueta de marca de gama baja y dar batalla en todos los segmentos.

Hace un año, Kia presentó en el mercado norteamericano el modelo Cadenza, el primer vehículo por encima de los 40.000 dólares de la marca, para competir en el segmento de los vehículos de lujo medio. Ahora, Kia quiere escalar a lo más alto del mercado de lujo con el K900, un vehículo que competirá a partir de la primavera con los BMW Serie 7, Audi 8, Lexus LS y Mercedes-Benz Clase S.

Kia es consciente de que no tiene la tradición en el segmento de lujo que caracteriza estos fabricantes europeos y japoneses. Pero los ejecutivos de la marca surcoreana consideran que eso es una ventaja más que un inconveniente. Según Kia, tras la recesión de 2008 en Norteamérica, hay un nuevo tipo de cliente, consumidores que tuvieron que desprenderse de sus vehículos de lujo por necesidades económicas, pero que siguen aspirando a tener las comodidades y tecnologías que ofrecen. Es decir, los consumidores –que aunque tienen la capacidad de gastarse entre 80.000 y 100.000 dólares en un vehículo de lujo– son más conscientes ahora de vivir de una forma más modesta.

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