Los accidentes de tráfico están, lamentablemente, a la orden del día en la movilidad española. A pesar de ello, las mejoras en tecnologías de seguridad, como el sistema ADAS, reducen considerablemente no solo la cifra de fallecidos, sino que también el volumen de incidentes.
En el mundo del automovilismo, la potencia del motor siempre ha sido un factor de gran relevancia. Sin embargo, ¿qué sucede cuando esa potencia se traduce en un mayor riesgo en las carreteras?

Una reciente investigación llevada a cabo por la empresa de datos de automoción, carVertical, ha arrojado luz sobre esta cuestión, revelando una correlación directa entre la potencia de los motores de los vehículos y la probabilidad de sufrir accidentes.
La paradoja de la potencia y la seguridad en los accidentes
Por norma general, se suele aconsejar a los conductores noveles que opten por vehículos económicos con motores pequeños para adquirir experiencia en la conducción y minimizar los riesgos de accidentes. Sin embargo, esta noción se ve desafiada por la percepción de que los coches con motores potentes ofrecen sistemas de frenado más avanzados y una mejor maniobrabilidad, lo que los convierte en opciones más seguras en teoría.
La investigación de carVertical analizó exhaustivamente los informes de historiales de vehículos de 43 marcas diferentes, arrojando resultados sorprendentes. En todos los casos estudiados, se encontró una tendencia clara: los vehículos con motores más potentes eran más propensos a estar involucrados en accidentes.

Por ejemplo, entre los vehículos Audi examinados, aquellos con motores que superaban los 400 kW presentaban un índice de daños significativamente mayor en comparación con aquellos con motores de hasta 100 kW. Resultados similares se observaron en marcas como Volkswagen, Ford, Renault y Toyota.
Sin embargo, fue BMW la marca que destacó por encima de todas las demás, con un sorprendente 68,6 % de vehículos con motores de más de 400 kW que habían sufrido daños. Estas cifras desafían la noción de que los coches potentes son intrínsecamente más seguros.
¿Qué opinan los expertos?
Matas Buzelis, experto en automoción y jefe de comunicaciones de carVertical, ofrece una perspectiva esclarecedora sobre estos hallazgos. Según él, si bien todos los vehículos deben cumplir con las normas de tránsito, parece que los coches más potentes tienden a ignorar los límites de velocidad, lo que aumenta el riesgo de accidentes.
Además, señala que no hay una sola marca en la que los vehículos menos potentes sean más propensos a sufrir accidentes, desafiando así la creencia popular. Una creencia que hasta la fecha se consideraba como cierta sin ninguna discusión.
La investigación también reveló tendencias interesantes en cuanto a las preferencias de los compradores de vehículos usados. Aunque algunos optan por vehículos con motores más potentes, es crucial tener en cuenta que la potencia no es necesariamente sinónimo de seguridad.

Por el contrario, los datos sugieren que los coches con motores menos potentes pueden ser una opción más prudente en términos de seguridad vial.
Es importante destacar la importancia de verificar el historial de accidentes de un vehículo antes de realizar una compra. Según Buzelis, el historial de accidentes graves puede ser una señal de alerta para los compradores, y es fundamental consultar con un mecánico profesional para evaluar si los daños pueden afectar el rendimiento a largo plazo del vehículo.
Si bien la potencia del motor ha sido tradicionalmente un factor atractivo para muchos conductores, esta investigación pone de relieve la importancia de equilibrar la potencia con la seguridad en las carreteras. En última instancia, la elección del vehículo adecuado debe basarse en una evaluación cuidadosa de todos los factores relevantes, incluida la seguridad vial.
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