Se trata del primer monovolumen de BMW: un automóvil de 4, 35 metros de largo, 1,83 metros de ancho y 1,56 metros de alto nacido para competir contra los Renault Scénic, Mercedes Clase B… frente a los que aportará una imagen premium y un carácter más deportivo. Su diseño tiene la ´personalidad´ típica de BMW; pero con unos rasgos más originales que los de los Serie 1 y 3; como los ´aletines´ integrados en la luneta trasera para mejorar la aerodinámica. Eso sí, las enormes llantas de 20″ y los tubos de escape embutidos en los paragolpes no llegarán al modelo definitivo.
En el interior, el salpicadero resulta bastante esquemático y, como en la mayoría de los BMW, está orientado hacia el conductor. También destaca la vistosa instrumentación -que en realidad es una pantalla de 10″-; una postura de conducción más elevada de habitual en la marca o sus 600 litros de maletero. ¿Lo malo? El modelo definitivo sólo dispondrá de cinco plazas… cuando la mayoría de sus rivales ofrece siete.
En el apartado técnico, el Active Tourer está desarrollado a partir de la plataforma UKL –que también empleará el futuro Mini-; lo que significa que será el primer BMW de tracción delantera. Pero, además, también se convertirá en el primer híbrido con tecnología plug-in de la marca. Para ello, combinará un novedoso propulsor gasolina de tres cilindros sobrealimentado -resultado de partir ´por la mitad´ el conocido propulsor 3.0 firma alemana- con una mecánica eléctrica de 190 CV alimentada por unas baterías de ión-litio. Gracias a esta combinación, el Active Tourer acelera de 0 a 100 km/h en 8 segundos y consume, 2,5 litros de media cada 100 kilómetros y es capaz de recorrer 30 km en modo eléctrico.
El modelo definitivo también contará con mecánicas convencionales gasolina y diesel de cuatro cilindros con potencias comprendidas entre los 95 y los 170 CV. Y según BMW será el monovolumen más deportivo del segmento. 
