Coche híbrido: analizamos cuándo se amortiza su compra
En este reportaje hemos analizamos el coche híbrido para saber cuándo se amortiza su compra, pero también te contamos cuáles son las diferencias entre un coche híbrido frente a un híbrido enchufable. En él, hemos empleado ambas versiones de un Kia Sportage, y el resultado de esta comparativa lo puedes saber a continuación.
Los híbridos eléctricos son aquellos coches que cuentan con un motor de combustión y uno o más motores-generadores eléctricos con el propósito fundamental de mejorar la eficiencia energética del conjunto propulsor… o que se traduce en una reducción en materia de consumos y emisiones, tanto de gases de efecto invernadero (CO2) como contaminantes.
Dentro de los híbridos eléctricos existe un subtipo integrado por aquellos híbridos que cuentan con una batería lo suficientemente grande como para que merezca la pena recargarla mediante un «suministro externo de energía» o, dicho en términos más mundanos, enchufándolos. A esta clase de coches se les denomina híbridos eléctricos enchufables o, por sus siglas en ingles, Plug-In Hybrid Electric Vehicles o, para abreviar, PHEV.
Actualmente, los PHEV representan una cuota de mercado de aproximadamente el 6% (porcentaje equivalente a unos 45.000 vehículos anuales y un poquito superior a la cuota de eléctricos puros). Pero se trata, al igual que ocurre con los eléctricos, de un tipo de vehículo en franco ascenso (con cifras de crecimiento porcentual de casi tres dígitos). Cada vez son más los fabricantes que incluyen al menos una versión enchufable entre la colección de motorizaciones de algunos de sus modelos. Y la pregunta es clara y sencilla: ¿Compensa decantarse por un híbrido enchufable en lugar de apostar un «sencillo» híbrido eléctrico?
La respuesta, por desgracia, no es tan sencilla. Las necesidades particulares, los hábitos de conducción, el presupuesto disponible, contar con un garaje o la capacidad de la batería son factores cruciales a la hora de decidir si compensa pagar el plus irremediable que implica dar el salto de híbrido a híbrido enchufable. En este vídeo procuramos abordar todos esos aspectos para que averigües cómo funciona cada uno, que son capaces de ofrecer y, sobre todo, cual encaja con tu necesidades, hábitos de conducción y estilo de vida.

Los contrincantes: Sportage HEV vs Sportage PHEV
De cara a esta comparativa, hemos recurrido a Kia porque es una de las marcas del mercado que tiene en su catálogo versiones tanto híbridas como enchufables de varios de sus modelos. También es una de las primeras marcas en los rankings de ventas. Se trata, de hecho, de la segunda marca en términos de ventas de híbridos eléctricos, y la tercera en materia de enchufables o PHEV (con unas cuotas de mercado, en 2022, de respectivamente el 11% y el 7%).
Dentro de los modelos de Kia, nos hemos decantado por el Sportage porque es, sin ninguna duda, el modelo estrella de Kia. También es el actual Coche del Año en España. Y dicen que algo tendrá el agua cuando la bendicen. En definitiva, no cabe ninguna duda de que el Kia Sportage, en versiones híbrida eléctrica (o HEV) y enchufable (PHEV) es lo más cerca que podemos llegar a estar de escoger modelos representativos para esta comparativa.
Para que las comparaciones en cuanto a prestaciones, sonoridad, consumos, tacto de conducción, etc… fueran lo más francas y fiables posibles, y por motivos de disponibilidad de unidades, ambos Sportage cuentan con el sistema de tracción total. Esta tracción a las cuatro ruedas de tipo conectable no va a afectar a nuestras impresiones… y va a conseguir que las únicas diferencias entre el Sportage HEV y el PHEV correspondan a todo el sistema enchufable del segundo.
En esta ocasión no pretendemos tanto probar los modelos como subrayar las diferencias generales entre los dos tipos de vehículo… pero, para que conste, vamos a comenzar aclarando que el Sportage PHEV es más caro y potente que el Sportage HEV. En concreto, el Kia Sportage GT-line HEV 1.6 T-GDI 4×4 tiene 230 CV y cuesta 49.608 euros mientras que el Kia Sportage GT-line PHEV 1.6 T-GDI 4×4 tiene 265 CV y cuesta 54.750 euros. ¿Bastarán las hipotéticas ventajas de la versión PHEV para amortizar la diferencia de 4.962 euros que separa ambas tarifas?

Las diferencias técnicas: HEV vs PHEV
Antes de abordar las diferencias prácticas (que van a ser las más relevantes), queremos hacer una pequeña introducción a la tecnología que se esconde bajo el capó (y los asientos o el maletero) de un híbrido eléctrico y de un híbrido eléctrico enchufable.
Como explicábamos al principio, un híbrido eléctrico es un coche que cuenta con un motor térmico y uno o más motores generadores-eléctricos que contribuyen a la propulsión. Existen muchos tipos de híbridos eléctricos, que suelen clasificarse por la combinación y funcionamiento del motor térmico y los eléctricos.
En el caso del Sportage, estamos ante un híbrido de tipo «paralelo», en el que encontramos un motor térmico, seguido de un motor eléctrico y una caja de cambios (que circunstancialmente es de doble embrague y cuenta con seis marchas; ver debajo). A la hora de comparar un híbrido frente a un enchufable dentro de la misma marca, esta información no es relevante, porque la única diferencia con la versión enchufable suele residir (y así ocurre en este caso) en que la enchufable cuenta con una batería más grande y, posiblemente, con un motor eléctrico más potente (o, al menos, capaz de entregar más potencia, gracias a la mayor tensión de la batería de la versión enchufable).

Así pues, las diferencias entre el Sportage HEV y el Sportage PHEV se pueden resumir en las siguientes:
- El Sportage PHEV cuenta con una batería de mayor capacidad que el HEV. En concreto, la batería del PHEV puede almacenar hasta 13,87 kWh de energía, mientras que la del HEV cuenta con una capacidad de sólo 1,5 kWh. En ambos casos, se trata de capacidades brutas. En el caso del PHEV henos medido que se pueden usar unos 12 kWh para la propulsión 100% eléctrica mientras que de la batería del HEV se utiliza aproximadamente la mitad de su capacidad (lo que equivale a unos pocos cientos de metros de propulsión eléctrica… una cifra, en la práctica, irrelevante). La batería del PHEV se sitúa bajo los asientos delanteros, mientras que la del HEV está bajo la banqueta trasera.
- El Sportage PHEV cuenta con los elementos necesarios para recargar la batería mediante un suministro de corriente alterna. En concreto, cuenta con una conexión eléctrica (de tipo CCS2, como la que usan todos los eléctricos) y un cargador embarcado (de 7,2 kW de potencia) que es el encargado de convertir la corriente alterna de 220 voltios a corriente continua de 400 voltios para cargar la batería.
- Una pequeña diferencia adicional (y poco habitual) es que el Sportage HEV no cuenta con una batería de 12 voltios convencional, sino que emplea una pequeña batería de 12V de litio integrada en la batería «grande», también denominada como «de tracción» o «de alta tensión».
Como resultado de las diferencias anteriores, el Kia Sportage PHEV pesa 1.905 kg mientras que su contraparte HEV se queda en 1.715 kilos.

Diferencias prácticas y ventajas del PHEV
A excepción de lo del enchufe, el precio y, tal vez, el peso, todo lo anterior pasa bastante desapercibido para el conductor, de manera que vamos a centrarnos en las diferencias prácticas y las ventajas de los modelos enchufables.
- El PHEV requiere un garaje u otro lugar para cargarlo. Si no dispones de él, los enchufables no son una opción válida para ti. Es cierto que hay mucha gente que compra un enchufable por la etiqueta CERO de la DGT, pero no creemos que compense.
- El PHEV necesita un punto de carga o, en su defecto, un enchufe de tipo schuko con un cableado de calidad. Instalar un punto de carga (con su wallbox o caja mural) te costará desde 1.200 euros. Te permitirá cargar tu enchufable o PHEV en unas cuatro horas y sin incrementar la potencia contratada en un casa. Si no necesitas tanta rapidez, podrás tirar con un enchufe «convencional» y, en ese caso, el tiempo de carga aumentará hasta las seis horas.
- El PHEV ofrece autonomía 100% eléctrica durante unos 52 kilómetros en carretera y hasta 70 kilómetros en ciudad. El funcionamiento durante el modo 100% eléctrico es realmente bueno, silencioso y confortable, y es una auténtica lástima que se agote la batería, porque con propulsión eléctrica es cuando un PHEV resulta más agradable. Obviamente, estas cifras dependen de la capacidad de la batería. Existen modelos enchufables en el mercado con menos batería (el umbral inferior se sitúa en unos 8 kWh) y con más batería (hasta unos 22 kWh). De cara a calcular la autonomía real que va a proporcionar un enchufable, te recomendamos que asumas que el consumo medio es de unos 20 kWh/100 km. Eso explica que, en el caso de este Kia Sportage PHEV, que cuenta con una batería de alrededor de 12 kWh de capacidad, contemos con algo más de 50 km de autonomía.
- El PHEV cuenta con la pegatina CERO de la DGT (si dispone de más de 40 km de autonomía homologada en modo 100% eléctrico, algo que ocurre en todos los casos), y eso proporciona ciertas ventajas, como el acceso a Zonas de Bajas Emisiones, aparcamiento gratuito en zonas de Estacionamiento Regulado y exenciones en peajes y
- El nivel de confort y silencio que ofrece el PHEV durante la propulsión 100% eléctrica, así como de inmediatez y linealidad de la respuesta del acelerador son incomparables. Esta comodidad, difícilmente cuantificable en términos de retorno de la inversión, es uno de los motivos que arrastra a muchos clientes de un PHEV a dar el salto al eléctrico.
- El PHEV ofrece cierta capacidad de amortización con el tiempo, en forma de ahorro de combustible. Las cuentas exactas debe de echarlas cada potencial comprador tomando como referencia su casuística particular, pero vamos a jugar un poco con los números. Si cada día, durante 8 años, consumimos los 50 km de autonomía eléctrica del PHEV, habremos gastado 35.000 kWh de energía eléctrica y habremos recorrido 146.000 en modo 100% eléctrico. Con una tarifa eléctrica muy barata, eso supondría 1.050 euros de energía. Con el precio medio en mercado regulado en horario valle del último año (ignorando que los precios en 2022 estuvieron desmadrados por efecto de la guerra de Ucrania), que fue de 0,1136 €/kWh, estaríamos hablando de 3.850 euros. Para recorrer 146.000 kilómetros, a 7,2 l/100 km, necesitaríamos 10.512 litros de gasolina, que nos costarían (tomando como referencia el «asequible» precio actual, que es de 1,6 €/l, en lugar del disparado precio medio de todo el año pasado) 16.819 euros. De manera que, incluso con el coste del cargador y la diferencia de precio entre ambos modelos, el PHEV puede salir rentable… pero sólo si se recarga continuamente.
- Existe una pequeña ayuda a la compra, a través del MOVES 3, que supone un ahorro potencial de hasta 5,000 euros (2.500 por la compra del coche y otros 2.500 si se achatarra un vehículo de siete o más años de antigüedad). Es una ayuda que tarda en cobrarse, y que tributa en IRPF del año siguiente pero… ¡a nadie le amarga un dulce!

Inconvenientes del PHEV
A pesar de sus cualidades positivas, hay una serie de características negativas que no podemos obviar sobre los PHEV:
- Si recorres entre cargas más distancia que la autonomía eléctrica de la que son capaces, empezarás a penalizar en términos de consumo debido a su sobrepeso en comparación con un híbrido eléctrico «convencional».
- Cuentan con más componentes… y eso incrementa las probabilidades de que se sufran averías en el futuro. Eso sí… la parte eléctrica suele estar cubierta con una garantía de 8 años o 160.000 km.
- La inversión inicial es superior. Al precio del coche, si el fabricante no nos lo «regala», o incluye una promoción o nos decidimos a usar un enchufe de casa, hay que sumarle el coste del punto de carga (1.200 euros).
- También hay que tener en cuenta el coste de la electricidad. Existen tarifas especiales (dentro del mercado no regulado) como, por ejemplo, la que ofrece Iberdrola para coche eléctrico, con precios en horario nocturno de 0,03 €/kWh. Tomando en cuenta esa cifra, 8 años de uso de un PHEV con una batería de 12 kWh, agotándola a diario, costarían unos 1.000 euros.
- El peso superior también afecta al comportamiento y, por ejemplo, el Sportage PHEV se siente más aplomado pero menos ágil que el HEV. Sin embargo, salvo si piensas practicar una conducción marcadamente agresiva, no creemos que sea una diferencia relevante.
- Finalmente, muchos híbridos enchufables o PHEV cuentan con un pedal de freno de tacto esponjoso y poco convincente. No es en absoluto el caso de este Kia Sportage, pero sí que es un detalle a tener en cuenta y probar antes de de decantarse por la compra.