Cuatro puertas de apertura total, con las dos traseras en sentido inverso a la marcha y unas lineas generales futuristas, suaves y musculosas al tiempo, en un coche de 5.060mm de largo para cuatro plazas independientes.
Los faros, de leds, son definidos por la marca como inteligentes: su intensidad y su dirección son controlados en función de las necesidades e incluso están conectados al sistema de navegación del coche, «entienden» el trazado de la carretera y se ajustan al mismo.
En el interior, cuatro asientos separados en piel y cuero Alcántara: para los pasajeros el vehículo cuenta con pantallas en los reposcabezas delanteros e integración de las apps del smartphone con el coche: el pasajero delantero puede «lanzar» datos e información desde el teléfono al HUD del coche. El conductor, además de sistemas de seguridad como los de advertencia de colisión frontal (un radar compara su velocidad con la de los dos coches que le preceden), un sistema de frenada inteligente, otro de advertencia de ángulo muerto y una cámara periférica de 360º. Todo ello procesado por un sistema de inteligencia artificial que vigila la carretera y las condiciones para ajustar los sistemas a una velocidad 10.000 veces superior al cerebro humano.
Pero todo ello se ha querido integrar de forma que no agobie al conductor. Francois Bancon, Vicepresidente de estrategia de producto de la compañía lo definía así: «Durante años, los sistemas han sido desarrollados para quitarles el control a los conductores. En Infiniti, les dejamos elegir a ellos. En situaciones más convencionales la conducción autónoma puede ayudar al conductor a usar su tiempo de manera más efectiva. Cuando quieren tomar el control y disfrutar del coche, pueden hacerlo». Por ello, toda la tecnología inteligente del coche puede activarse o desactivarse a voluntad del conductor mediante un botón a la izquierda del volante. Con ella activada, el sistema va «aconsejando» al conductor si acelerar, frenar, adelantar o esperar. Lo hace a través del HUD y de sonidos. «El Q80 Inspiration muestra la información mínima, pero muestra la información correcta» dijo Bancon. «No hay necesidad de agobiar a los conductores con detalles complejos que no necesitan e interfaces con los que no saben qué hacer». El HUD, por eso, es programable, de forma que es el conductor el que decide que se proyecta en él.
La parte mecánica del Q80 es igualmente impresionante. Un V6 3.0 biturbo de 450Cv, más un eléctrico de 100Cv con baterías de ión-litio, para un consumo de 5,5 litros a los 100 Kms y unas emisiones de 129g/km. La tracción es normalmente al tren trasero, pero el sistema electrónico del coche (o el conductor, si así quiere) puede mandar el 50% del par (750Nm es el máximo total) a las ruedas delanteras. Por supuesto, cuenta con recuperadores de energía en frenada y aceleración. Todo ello, a través de un cambio automático de nueve velocidades.
Al igual que sucedió ya con el Infiniti Q30, nacido como concept y ya casi listo para la serie, un Q80 basado en este podría acabar en las cadenas de montaje, aunque la marca no ha confirmado nada al respecto, salvo en el caso del motor: este nuevo equipo es parte de una nueva familia de motores que será introducida durante los dos próximos años, ya que planean duplicar su gama de motores en los próximos cinco años.
