Mercedes-Benz ya tiene casi definida su nueva gama de todocaminos. Tras la presentación del GLE, le ha llegado el turno al modelo inmediatamente inferior, el GLC. A diferencia del primero, el nuevo modelo supone una ruptura total con su predecesor, el GLK, que no obtuvo un gran éxito de ventas. Algo que con total seguridad no sucederá con el GLC, que adopta unas formas mucho más redondeadas, con cierta semejanza al modelo del cual deriva, el Clase C. Frente al GLK, la carrocería ha crecido de forma considerable, en concreto 120 mm de longitud y 50 mm de anchura. Unas cotas que se han destinado por completo a mejorar la habitabilidad y la capacidad de carga; ahora tiene 36 milímetros más de espacio para las piernas en las plazas posteriores y 80 litros extra de maletero, que alcanza los 550 litros.
Frente a sus competidores, entre los que destacan el Audi Q5 y el BMW X3, el Mercedes-Benz GLC sobresale por la posibilidad de equipar la suspensión neumática Air Body Control –2.628 euros–, que permite variar la altura libre al suelo. Además se puede combinar con el paquete Off-Road, que incluye un paragolpes delantero específico para mejorar el ángulo de ataque –aumenta hasta 28º–, un sistema de control de descensos DSR, cinco programas de conducción adicionales para conducción fuera del asfalto y protección en los bajos, entre otros elementos; su precio es de 1.823 euros.
En lo referente a la gama de motores del GLC, a España solo llegarán de inicio las dos variantes diésel de 2,2 litros, con 170 CV en el caso del GLC 220 d, y 204 en el GLC 250 d. Ambos están unidos a una caja de cambios automática con convertidor de par de nueve velocidades 9G-Tronic, con posibilidad de manejo secuencial a través de unas levas ubicadas en el volante. La cualidad más destacada de las dos versiones es la buena respuesta que ofrecen al acelerador y la reducida sonoridad, un aspecto este último en el que mejoran con claridad al Clase C. Unido a una suspensión muy confortable, a un consumo bajo –5,0 l/100 km en ciclo mixto, en ambas versiones– y al amplio espacio para el equipaje, hacen del GLC un vehículo ideal para viajes de larga distancia. La diferencia de precio entre ambos es pequeña –solo 2.000 euros–, aunque el menos potente es más que suficiente para todo tipo de uso.
A finales de año se sumará a la gama el GLC 350 e, un híbrido enchufable que combina un motor de gasolina 2.0 turbalimentado, de 211 CV, con otro eléctrico; la potencia combinada es de 320 CV y el par máximo es de 560 Nm, una cifras que le proporcionan unas elevadas prestaciones: 5,9 segundos para pasar de 0 a 100 km/h y 235 km/h de velocidad punta. La batería de iones de litio proporciona una autonomía en modo eléctrico de 34 kilómetros, mientras que el consumo combinado de esta versión se sitúa en 2,6 litros cada 100 kilómetros.
Casi un todoterreno
Capítulo aparte merece el paquete Off-Road en combinación con la suspensión neumática, que dota al GLC de unas enormes capacidades fuera del asfalto… pese a no contar con reductora. El secreto está en la gestión específica del motor y la respuesta del acelerador, además de la mayor altura libre al suelo que proporciona la suspensión, que permite disponer de hasta 227 milímetros. También es de gran ayuda el control de descenso de pendientes, que permite regular una velocidad de bajada de entre 2 y 18 km/h que el coche se encarga de mantener de manera automática actuando sobre los frenos.
Ficha técnica del Mercedes-Benz GLC 220 d 4Matic
- Precio: 47.900 euros
- Motor: 2.2 turbo, 4 cil. en línea; 170 CV de 3.000 a 4.200 rpm; 400 Nm de 1.400 a 2.800 rpm
- Cambio: Caja automática de 9 velocidades
- Tracción: A las cuatro ruedas
- Prestaciones: 0 a 100 km/h en 8,3 seg.; vel. máx.: 210 km/h
- Consumo: 5,0 l/100 km
- Peso: 1.845 kg
LO MEJOR Y LO PEOR
+ Acabados, versatilidad, consumo.
– Gama reducida, opciones caras.