Citroën C4 2018: analizamos las claves de su éxito

El Citroën C4 es un compacto que sólo se vende con carrocería de cinco puertas y que destaca por tres cosas: comodidad, maletero y buena gama de motores.


El Citroën C4 es un modelo nacido en 2011 y que, en 2015, recibió un restyling para mejorar su equipamiento, reestructurar la gama y añadir ligeros cambios estéticos. Se trata de la segunda generación del C4, un modelo que apareció en el año 2004 para sustituir al exitoso Citroën Xsara.

El Citroën C4 tiene una longitud de 4,33 metros y no se ofrece con ninguna variante familiar ni de tres puertas. Su diseño exterior no es especialmente llamativo, probablemente por mantener unas líneas poco agresivas y no demasiado arriesgadas.

Sólo se comercializa con tres acabados: Live, Live Edition y Feel Edition. Ninguno de ellos es especialmente deportivo, y la principal diferencia entre ellos está en el nivel de equipamiento de serie de cada uno. Desde el más básico, la dotación de fábrica ya es bastante rica, con elementos como control de velocidad, aire acondicionado, ayuda al arranque en cuesta… Esto es un motivo de compra importante porque, además, el C4 no es un modelo especialmente caro.

El Citroën C4 se sitúa, por ventas, justo por detrás de rivales como el Renault Mégane, Seat León, Peugeot 308, Toyota Auris, Opel Astra, y Volkswagen Golf, y a la altura de otros como el Ford Focus, Kia Cee´d, Hyundai i30… Otros rivales son el Honda Civic, el Skoda Spaceback o el Fiat Tipo.

Citroën C4 interior

Citroën C4: por dentro

El diseño del salpicadero del Citroën C4 es tradicional, pero está bien resuelto desde el punto ergonómico y resulta suficientemente atractivo y moderno. Cuenta con una pantalla central en color, una instrumentación digital y analógica que permite modificar el color de las grafías y un gran volante plagado de botones -esto sí que requieren cierto periodo de aprendizaje para localizarlos y manipularlos con facilidad en marcha- como detalles más significativos. La manipulación de sistemas como la radio o el climatizador no plantea mayor problema, y la postura al volante también es buena gracias a que tanto el asiento como el volante ofrecen unas buenas posibilidades de reglaje.

Por calidad, el Citroën C4 está a la altura de sus principales rivales: emplea plásticos agradables en las zonas más fáciles de alcanzar con la mano, mientras que los que quedan más alejados son más sencillos. En cualquier caso, no son peores que los de sus rivales y los ajustes de todas las piezas son bastante buenos.

En cuanto al espacio, las plazas traseras del Citroën C4 no son de las mejores del segmento, sobre todo por espacio para las piernas, pero dos personas de mediana estatura y complexión entran sin problema; una tercera, salvo que sea un niño o esté delgada, no irá cómoda. Por el contrario, el maletero tiene 408 litros, lo que le sitúa entre los mejores de su clase.

Citroën C4 en marcha

En marcha

En gasolina, el Citroën C4 se comercializa con dos motores 1.2 PureTech de tres cilindros. El primero tiene 110 CV y cambio manual de cinco marchas; el segundo alcanza los 130 CV y ofrece seis velocidades. En diésel, hay dos 1.6 BlueHDI de 100 y 120 CV, el primero con cinco marchas y el segundo, con seis. Todos son manuales, y no se ofrece uno automático ni en opción. Todas las versiones tienen también tracción delantera.

Los dos motores de gasolina destacan por consumo, pues es siempre comedido -es fácil mantenerse entre 6,5 y 7,0 l/100 km-, y por ofrecer muy buena respuesta. Pese a tener sólo tres cilindros, su funcionamiento es bastante refinado: ni vibran más de lo debido ni son especialmente ruidosos.

Más información sobre el Citroën C4

Algo parecido ocurre con los dos diésel. El de 100 CV es perfectamente válido para viajar a ritmos normales, mientras que las prestaciones de la versión de 120 CV son bastante buenas gracias a la respuesta del motor a bajo y medio régimen. Su consumo, en ambos casos, es ajustado: es sencillo moverse en medias reales de menos de 6,0 l/100 km.

Citroën C4

Por chasis, el Citroën C4 se caracteriza por ser especialmente cómodo gracias a la suavidad de su suspensión. También tiene unas reacciones sanas y muy predecibles, con un eje trasero especialmente noble. A cambio, en zonas de curvas y si se rueda un poco rápido, los movimientos de la carrocería son un poco más lentos que, por ejemplo, los de un Ford Focus o un Seat León, dos modelos considerablemente más ágiles en curva y que, pese a ello, no son más incómodos que el Citroën en ninguna circunstancia. El C4 también cuenta con una dirección precisa pero poco informativa, algo en lo que también influye subjetivamente el exagerado tamaño del volante.

Lo mejor: Maletero, comodidad, relación precio-prestaciones, consumo y buena respuesta.
Lo peor: Plazas traseras no muy amplias, su comportamiento podría ser más ágil.

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