Aún recuerdo aquella llamada telefónica con Santiago Acebo allá por 2005. Santiago era responsable de comunicación de producto de Renault España. La marca acababa de anunciar el lanzamiento del Dacia Logan, un modelo que en un primer momento no estaba del todo claro que fuese a llegar a España.
Eran años buenos desde el punto de vista económico. O no, pero lo parecía. De hecho, en 2008 llegaría una grave crisis económica de la que aún arrastramos secuelas, y que son difíciles de curar porque no hacemos más que meternos en una crisis tras otra…
La cuestión es que aquella primera llamada era para preguntarle a Santiago si, efectivamente, aquellos Dacia iban a llegar a España. En aquel momento, el precio era de unos 6.000 euros, y el Logan era una berlina de cuatro puertas creada sobre la base del Renault Clio con un motor gasolina de 75 ó 90 CV.
“Olvídate, Tineo. Es posible que venga, pero será un coche minoritario. Hay mucha diferencia de calidad o tecnología frente a un Mégane, por ejemplo, así que será un modelo probablemente residual…”, me comentaba Santiago. Y yo, en ese momento pensaba de una manera similar. Eran los años de la burbuja inmobiliaria y cosas así. Esos años en los que a la gente no le importaba estirar un poco su hipoteca con tal de tener un BMW 320d en su garaje, así que… ¿quién iba a querer un Dacia, que tenía una pinta de coche cutre que tiraba de espaldas?
Pero el coche llegó. Y, aunque era un coche sencillo, no tenía tan mala pinta con lo que habíamos visto en las fotos. Por lo que pagabas te llevabas un coche bastante majo… Eso, unido a la citada crisis del 2008, hizo que Dacia se hiciese un hueco importante, convirtiéndose en todo un éxito de ventas en los años siguientes.
La gama fue creciendo con la llegada del Sandero o del Duster, pero también aparecieron más motores, un diseño más cuidado, algo más de equipamiento… Y sí, los precios subieron, pero se mantenían por debajo de sus alternativas generalistas. Dacia seguía campando a sus anchas.
La subida de precios ha dejado un hueco por cubrir
Pero he aquí que, después de pandemia, el precio de los coches europeos ha comenzado a subir de forma irremediable. Que si las emisiones, que si la llegada del eléctrico, que si la crisis de los microchips… busca la excusa que quieras, pero el precio de todos los coches europeos ha subido muy notablemente. Y el de los Dacia, también, pese a seguir siempre por debajo de los rivales generalistas.
El problema es que algunas marcas chinas, principalmente MG primero y, ahora, Omoda, han optado por sembrar en lo que busca el cliente tipo de Dacia. Hay otras marcas como DR o DFSK que también apuestan por lo mismo, pero su presencia en España de momento no se está implantando con la fuerza de MG y Omoda, probablemente las dos marcas que más le pueden complicar las cosas a Dacia.
¿Qué ofrecen esas marcas chinas que no ofrezca un Dacia equivalente? Habría que ir marca por marca y modelo por modelo. No siempre es bueno generalizar. Ahora bien, lo que es indiscutible es que estas marcas ofrecen un producto de una calidad tan aceptable como un Dacia equivalente, incluso en algunos casos con mejores materiales (en otros, también vemos cosas claramente mejorables). Y apuestan por un diseño llamativo, si bien los últimos Dacia también tienen ya un aspecto diferenciador.
Y sí, también ofrecen un precio más bajo. O más alto, pero con más potencia y un mayor equipamiento de serie. Además, también se benefician de un factor importante: Dacia al final tiene una imagen quizá un tanto estigmatizada de coche ‘barato’; un MG o un Omoda, el primero con imagen de mítica marca británica y el segundo con un nombre que no conoce ni su padre, siempre deja lugar a la duda para no verte señalado por la calle…
Más allá de eso, Dacia tiene mucho terreno ganado en otros aspectos clave. Por ejemplo, es una marca muy asentada en nuestro país, y su pertenencia a Renault es garantía de contar con una amplia red de servicios oficiales y de recambios en cualquier taller. También se han labrado una imagen de coches duros. Tendrán sus averías, claro, como todos los coches de todas las marcas; pero no son malos coches, en absoluto.
También tienen otros puntos fuertes, como el consumo. Los Dacia se benefician de las mecánicas de Renault, bastante más eficientes de lo que nos llega de China, al menos de momento. También son coches relativamente ligeros, y eso también les permite ofrecer unas prestaciones suficientes sin recurrir a unas cifras de potencia espectaculares. Y eso también ayuda a que el consumo sea más bajo.
La fuerza de los chinos: su capacidad de aprendizaje y reacción
El problema de Dacia, y también de las demás marcas europeas, es que estas marcas chinas pueden mantener ese precio actual y, además, tienen todavía mucho margen de mejora. Sus redes de talleres y concesionarios van creciendo como la espuma, y el error que cometieron en MG a la hora de no tener suficiente recambio después del boom de ventas del año pasado es algo que en breve dejará de ser un problema.
De hecho, en Omoda ya aseguran que el 98% de las piezas de sus coches pueden estar en el taller en 24 horas, gracias a una gran central de recambios ubicada en Azuqueca de Henares, municipio de Guadalajara situado justo al lado de Madrid y en plena carretera A-2.
No sólo eso. Tienen una capacidad brutal para ver qué no le gusta a la gente de sus coches y cambiarlo casi sobre la marcha. En un coche europeo, todos esos cambios se realizan en el siguiente restyling, y eso es una media de cuatro años; para los chinos, les basta con tres o cuatro meses para cambiar lo que haga falta. Su capacidad de reacción es inmensa.
Por tanto, ¿debe Dacia temer la llegada de estas marcas chinas? Sí, pero incluso el resto de las marcas generalistas deberían estar aún más preocupadas que la propia Dacia. ¿Son las marcas chinas el enemigo? No. El enemigo lo tienen dentro las propias marcas europeas… Los chinos están aprovechando sus ventajas para copar un hueco en el mercado que las europeas, por uno u otro motivo, por unas u otras presiones, han dejado libre. Hacen bien. Y es el hueco donde más posibles compradores puede haber…
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